“Todo chiste, en el fondo, encubre una verdad”
Sigmund Freud
Sí, es diciembre y sus posadas, tiempo de fiestas, reuniones con amigos, aguinaldos, regalos, hacer balance de lo realizado y pensar en buenos propósitos para el año por venir, pero sucede que las circunstancias económicas y políticas, del estado y el país no coinciden, de manera que es necesario prolongar el esfuerzo un poco más, actuar responsablemente y sacar adelante la tarea.
Sin un presupuesto aprobado para el 2017, con una enconada discusión sobre si se mantiene el acuerdo de hace un año de reducir la tenencia o mantenerla, con todo al cuarto para las doce, me parecen increíbles algunas actitudes de funcionarios públicos a los que pareciera que les tienen sin cuidado todas estas circunstancias.
De entrada el gobernador minimiza el llamado de los integrantes del Congreso para dialogar sobre la tenencia y otros rubros, diciendo que sólo irá a dialogar y no polemizar (lo cual en cristiano significa que únicamente acudirá si le aprueban su propuesta y no a dar explicaciones).
Hacer política es polemizar, discutir, argumentar, sostener puntos de vista y sustentarlos en el debate; hacer política no es tratar de imponerse por la fuerza o avasallar, como tampoco es buscar resquicios, esquiroles o Judas que se vendan por 30 monedas; ¿por qué la negativa a dialogar cuando se trata de iguales?
Después, en medio de todo esto, me parece increíble que el gobernador dedique tiempo y un mensaje para preguntar a la ciudadanía qué nombre le pone y dónde ubica a dos esculturas de leones que le regalaron unos artesanos. ¿Es en serio?
Y contagiado por el ambiente, el encargado del transporte (no le puedo decir director porque no dirige), se pone jocoso en sus redes sociales y suelta un post de pésimo gusto intentando hacerse el chistoso, por lo que obvio le llueven críticas, pero más que por el intento de broma, por sus escasos resultados.
A unos días de que venza el fatídico plazo impuesto por el propio gobernador al Procurador y su Secretario de Seguridad para dar resultados, de poco importan los números y las estadísticas, porque la percepción sigue igual que hace casi dos meses. El asunto se complica porque las cosas no se resolverán como por arte de magia si remueven a ambos de sus cargos, pero tampoco ocurrirá nada si los salvan de la hoguera, aunque eso sí, crecerán las críticas y la presión.
Es tiempo pues de ponerse serios, de hacer política de verdad (no grilla que no es lo mismo), de dialogar y buscar consensos, de ofrecer salidas y opciones, de utilizar al máximo la creatividad y el ingenio en aras de buscar lo mejor y de aceptar que si bien los buenos propósitos de hace un año no encontraron las circunstancias propicias, también con valor y entereza se debe dar un paso al frente y enfrentar las consecuencias.
Eso es lo que los ciudadanos de Nuevo León esperan y merecen, en lugar de frivolidades.
