“El león cree que todos son de su condición”
Refrán popular
Y en este circo tenemos leones con los colmillos y las garras muy desgastadas de tirarle tarascadas y zarpazos al viento sin conseguir absolutamente nada, pero eso sí, muy bien entrenados para tan pronto reciben la señal lanzar estruendosos rugidos.
Los leones viejos, por viejos; y los jóvenes, por… jóvenes. Todos son iguales.
Uno entiende que se dejan llevar por aquel otro refrán de “Piensa mal y acertarás”, pero repito lo dicho hace unos cuantos días, que poco abonan al desarrollo de una comunidad con su desconfianza en todo y en todos. Tanto escepticismo termina siendo como “escupir para arriba”.
Unas horas después de que se supo que el municipio de Monterrey solicitó ampliar su presupuesto de comunicación para cubrir rezagos dejados por la administración anterior, los genios de las teorías de la conspiración fueron consultados (obvio no le iban a preguntar a los regidores o a cualquiera que confirmase la verdad), para saber si creían que ese dinero fuese en realidad para la campaña de reelección de Adrián de la Garza, y por supuesto que dijeron que sí.
Clientes infalibles que obedecen ciegamente al látigo del domador, los “independientes” (no sé aún de quién porque estas órdenes siempre las acatan), Eugenio Montiel y Samuel García se aprestaron a decir que veían clarísimo que era dinero para la campaña de reelección del alcalde. Si es así como sustentan sus iniciativas y propuestas, estamos fritos.
Más mesurados, Arturo Salinas y mi compañero y amigo Daniel Butruille, declararon que habría que ponerle atención al destino de estos recursos.
Finalmente con igual desconocimiento que los primeros y con algo de ingenuidad sobre la dinámica con la que operan los medios de comunicación, Luis Gerardo Treviño, el presidente de Vertebra, cuestionó que “Antes de gastar en nueva publicidad tienes que pagar lo que debes, eso sería lo responsable, independientemente de quién salga en la foto”. Es claro que no tiene idea del boquete y más claro aún que no sabe cómo se las gastan los medios, además de que hay casos en que por ley debes publicar convocatorias, concursos y licitaciones.
Pero si todo eran tan fácil y sencillo como acudir al archivo a consultar los montos o llamarle a un periodista para preguntarle si aún había adeudos herencia de Margarita; pero no, los leones vieron acercarse la silla de madera y escucharon el chasquido del látigo y obedientes rugieron.
Lejos de abonar a la democracia, la transparencia y las buenas prácticas, los desconfiados dejan ver su verdadero nivel, su calidad profesional y su aceptación de bufones de una farsa montada con el único propósito de golpear políticamente al alcalde.
¿Quieren saber si aún se adeudan pagos de comunicación de Margarita? Pregunten señores, pregunten y no se tiren de cabeza a una alberca vacía.
