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13/07/2016

Miedo

“He aprendido a no intentar convencer a nadie.
El trabajo de convencer es una falta de respeto,
es un intento de colonización del otro”
José Saramago

¿Quién diría que a estas alturas de la vida tendría un día que aceptar que tengo miedo?

Y sí, tengo miedo, amén de muchas cosas, al mundo que estamos dejando al futuro. Un mundo con la escala de valores invertida, sin mucho sustento, sin respeto, un mundo práctico, fácil, pero vacío.

Este miedo que hoy siento nació y creció desde el sábado pasado cuando en Teruel un toro mató a Víctor Barrio, un joven matador de toros; y no fue el hecho en sí, parte del ritual que duele, pero se acepta y entiende, sino la inaceptable reacción de algunos antitaurinos que en las redes sociales festejaron el suceso.

Tengo miedo de ver cómo existen personas que, defendiendo el “derecho” (entre comillas por favor) de los animales, son capaces de desear y festejar la muerte de un ser humano. Tengo miedo porque conforme leo sus “argumentos” (también entre comillas por favor), me doy cuenta de su ignorancia sobre el tema, misma que no justifica de ninguna manera su mala entraña.

Tengo miedo porque lo deseable sería que cada vez con mayor fuerza viviésemos en un planeta en donde el respeto, la tolerancia, la prudencia, la paciencia y la convivencia, fuesen elementos universales.

Respetar nuestras diferencias debe ser un punto de partida básico, pero no sucede así.

El mundo se radicaliza y hay muchos que se basan en la creencia de “si no piensas igual que yo estás mal y por ello estás en mi contra y por tanto eres mi enemigo y así, por ello, te deseo la muerte”.

Tan fácil y tan sencillo que es vivir y dejar vivir, coexistir sin intentar imponer trabas, entendiendo que de la misma forma en que hay comidas, colores, prendas, música, literatura o películas que a unos les gustan, a otros no les convencen y nadie se escandaliza o pretende andar por el mundo queriendo convencer de lo contrario a los demás.

Lo mismo sucede con la Fiesta Brava. Hay a quienes nos gusta y apasiona y existen personas que no comparten mi punto de vista y no por ello les deseo algún mal, simplemente les respeto, pero de la misma manera exijo me respeten.

¿Qué no te gusta la Fiesta Brava? ¡Bien, se acepta! Tan fácil que es que simplemente no acudas a donde se celebra y todos tan tranquilos y deja en paz a quienes sí la disfrutan.

Puedo dar mil y un argumentos, puedo tirar por los suelos todas las mentiras y falacias que los antitaurinos esgrimen para combatir la tauromaquia, pero más que ello me preocupa en nivel de intolerancia y de deshumanización de quienes se dicen “animalistas”.

Empecemos por aceptar en que podemos estar de acuerdo en que nunca estaremos de acuerdo, respetando esa diferencia, aceptándonos como somos, sin desear cambiar a los demás.

Hay mucho de fondo y más qué discutir, pero de nada valdrá mientras que existan personas con la mente retorcida que le desean la muerte a otro ser humano, así sea un torero.

Hoy tengo miedo.

ftijerin@rtvnews.com