“Los políticos son siempre lo mismo.
Prometen construir un puente aunque no haya río”
Nikita Jrushchov
En unos cuantos meses se han dicho tantas cosas de las cárceles de Nuevo León, que terminas por no entender absolutamente nada.
Que sí, que necesitamos jubilar al viejo Penal de Topo Chico construyendo una cárcel más moderna y con mayor capacidad para evitar el hacinamiento, es una gran verdad pero no es ninguna novedad.
Que no, que la opción no es el dejarle en el mismo sitio, pero tampoco el construir en los terrenos ya designados para el efecto en Mina, Nuevo León; que se buscaría un esquema para que los terrenos de Topo Chico financiaran el nuevo reclusorio.
Luego llega la presidenta de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos para urgir clausurar el Topo, pero sin aportar una fórmula para realizar el procedimiento. ¡Brillante hallazgo!
Para cerrar el gobierno analiza la posibilidad de construir un “Penal de Transición”, precisamente en Mina, “aprovechando la tierra y la infraestructura ya construida”.
Hay que aclarar que “la infraestructura ya construida” es una barda perimetral y unos caminos únicamente, de ahí en fuera no hay nada, absolutamente nada, así que para llevarse un montón de presos y meterlos así sea en galeras, hay que empezar de cero y eso significa además añadir unos “pequeños detalles”, como el llevarles agua y luz hasta el lugar.
Si ya está la tierra y si ya harán el esfuerzo, ¿por qué no hacerlo bien? El recurso federal con que supuestamente se contaba para esa obra de repente se esfumó y por lo mismo se detuvo el proyecto pero, ¿no habría forma de recuperarlo?
Un centro penitenciario con toda la mano, con juzgados adjuntos para evitar costosos y peligrosos traslados de reos, con sistemas modernos de seguridad, que evite el hacinamiento y que cuente con la suficiente cantidad de custodios preparados, certificados y con controles de confianza. ¿De verdad que no se puede?
“El que juega con fuego termina quemándose” dice la conseja popular, de manera que andar improvisando por ahorrarse unos centavos le puede costar carísimo al gobierno de Jaime Rodríguez.
Hay que hacer algo, sí, pero hay que hacerlo bien, no a las carreras y mucho menos por “recomendaciones” de personas e instituciones que solamente nos dicen la enfermedad, pero no saben cómo curarla.