“La televisión nos proporciona temas sobre los que pensar,
pero no nos deja tiempo para hacerlo”
Gilbert Cesbron
Leyendo la prensa me entero de la genial idea del alcalde de San Nicolás, Víctor Fuentes, que dice que creará una red de vigilancia con policías encubiertos.
“¡Santa cachucha! -me dije a mi mismo- por fin alguien tomará el toro por los cuernos y enfrentará a la delincuencia para poner orden en esta ciudad”.
Pero la festejación se acabó en el segundo párrafo, cuando me enteré que toda esta estrategia policial es para capturar a los simples rateros que hurtan los espejos laterales de los autos en Residencial Anáhuac.
Dice el bueno de Víctor, además, que esos policías encubiertos no podrán detener a los delincuentes, porque la nueva ley lo prohíbe, pero que de manera pronta y expedita lo comunicarán a policías reales y verdaderos que procederán a detener a los maleantes.
¡Anda tu, un plan digno de Elliot Ness!
No digo que no haya que castigar a los rateros, pero por principio de cuentas el alcalde batalla porque quiere, cuestión de preguntarle a sus propios policías quiénes son los ladrones (los deben de conocer bastante bien) y dónde venden el producto de sus hurtos (también lo saben).
Sin embargo para todo efecto práctico me cuestiono, ¿no sería más barato que montar este nuevo cuerpo policial y adquirir además un montón de cámaras de monitoreo, el simplemente reponerle a los afectados sus espejos?
Cuando se sufre un hurto de este tipo lo normal es que no se denuncie, por lo que los rateros salen pronto de regreso para volver a las andadas. Pero imagine el impacto electoral y de imagen si el alcalde te dice: “¿Le robaron sus espejos? Venga a la plaza principal, que aquí se los reponemos en 5 minutos… si así lo hiciera se convertiría en el ídolo de la afición.
Pienso que Víctor Fuentes ve mucha tele, porque mire que he escuchado y leído muchas ideas poco prácticas, pero con esta, la verdad, se voló la barda.
