“Las oportunidades son como los amaneceres:
si uno espera demasiado, se los pierde”
William George Ward
Visto, probado y comprobado está, en materia de comunicación los diputados del Congreso de Nuevo León y especialmente los coordinadores de las bancadas no le saben, no le entienden y no les interesa el tema.
Cuando tenían no sólo la oportunidad, sino la obligación de defender la vida y presencia de los partidos políticos ante un Poder Ejecutivo independiente que los ha criticado hasta el cansancio, prefirieron hacer lo mismo de toda la vida: la grilla barata, la politiquería, el pelearse por las migajas y adoptar la postura de “aquí todos perdemos juntos”.
Porque el hecho de que lleven cinco directores de comunicación en 20 meses, (a una media de cuatro meses cada uno), deja ver dos cosas: que el puesto, la oficina y el sueldo son de membrete y están destinados para jugarle el dedo en la boca a Paco Cienfuegos que se conforma con que le permitan poner a alguien ahí, y que, insisto, no les importa la comunicación e imagen del Poder Legislativo, porque están más preocupados por la suya propia y la de su bancada.
No se requiere hacer una encuesta ni ser un especialista para saber lo que la gente opina de nuestros legisladores, pero lejos de trabajar en el tema, socializar y hacer empatía no sólo con los ciudadanos, sino con los votantes a los que tendrán que ir a rogar el voto en unos cuantos meses, los coordinadores y los diputados dedican sus esfuerzos a filtrar chismes, a hacer videítos (muy malos por cierto) y párele de contar, porque ni para comunicar sus buenas acciones han servido.
El Congreso del Estado es la plataforma visible de los partidos, mucho más que las dirigencias o las alcaldías, es donde con el respaldo de la bancada siempre se asocian propuestas y acciones a los colores de una institución, pero eso no lo han comprendido y jalan por la libre, sin hacer caso de nadie, sin atender, porque están más preocupados por pelear un peso que por impulsar a los partidos políticos en esta lucha.
Hoy llega al escritorio y la silla que le han obsequiado como canonjía a Paco Cienfuegos (cositas él, cree que manda por eso), llega uno más que como los anteriores terminará dándose cuenta de que sólo hará el papel de monigote, porque no tiene capacidad de decidir ni el sabor de los refrescos que se van a tomar en su oficina. El presupuesto está dado y las decisiones de verdad las toman otros actores más cercanos a los coordinadores.
Son tercos y obcecados. Hacer política es ganar, pero también saber ceder, entender que hay propósitos más importantes que los colores propios, que hay batallas que requieren darse en conjunto y que ahí no hay camiseta que valga, pero no, no lo entienden y no lo hacen porque siguen creyendo en los “asesores” que tienen cerca, que no piensan ni en los partidos ni en los políticos, sólo están pendientes de ellos y por lo mismo no toleran a nadie con mayor capacidad e inteligencia cerca, no vaya a ser que descubran que son muy, pero muy, pero muy malos.