“Huyo de lo que me sigue; voy detrás de lo que huye de mí”
Ovidio
Ahora que nuestros diputados andan tan jariosos lanzando exhortos para exigirle al Secretario de Comunicaciones y Transportes que obligue a su delegado en Nuevo León a dar explicaciones sobre el inundado paso a desnivel de Barragán y Sendero y si lo que les mueve es un verdadero espíritu de justicia, deberían de aprovechar la oportunidad y pedir explicaciones sobre una verdadera “mentada de madre” de obra: la conexión del puente de Revolución con Constitución.
La ejecución estuvo a cargo del anterior delegado, que no es otro que el inefable alcalde de Juárez, Heriberto Treviño, quien puso el mejor de sus empeños por hacerla lo peor posible. Además de lenta en su construcción y con un pésimo diseño, ha sido la causante de infinidad de problemas y accidentes a lo largo de los últimos tiempos.
Con la gaza en la que a diario se atora un tráiler de Constitución a Revolución, el embudo que formó al final del puente en la conexión con Revolución y la prolongación hacia Conchello y los ilógicos cruces de un extremo a otro, además de la incorporación ciega de Aramberri a Revolución bajo el puente, la obra es un desastre, que costó un dineral y nos sigue costando miles y miles de pesos en accidentes, bloqueos y horas hombre perdidas.
¿Ya porque se fue de la delegación y ahora es alcalde Treviño está libre de culpa? No, porque la impunidad no debería ser la marca de nuestro tiempo. Heriberto hizo las cosas mal y debe responder por su pésima labor.
Así como andan de voluntariosos para resolver el paso a desnivel de moda, deberían de echar la vista “pa’tras” y fincarle responsabilidades a quien olímpicamente se burló de todos nosotros y sigue tan campante.
Es tiempo de que los culpables den la cara, pero es mucho mejor tiempo de que se resuelvan las cosas y es vital empezar por encontrar el origen de nuestros males, además, claro está, de arreglar el sainete que nos dejó.
