“¿Quién capitulará más pronto: el que necesita las cosas
difíciles o quien se sirve de lo que buenamente pueda hallar?
Sócrates
Dudo que el flamante delegado del CEN del PRI en Nuevo León, Víctor Hugo Celaya, pueda hallar algo en el triste, lúgubre y solitario edificio de Pino Suárez y Arteaga.
Y es que allá cuando había, quedaba muy poco y lo único que hoy puede encontrar serán deudas y pendientes, trabajadores con quejas y eso sí muchos, pero muchos militantes decepcionados por el innecesario maltrato y ninguneo del que han sido objeto.
Celaya va a hallar telarañas y polvo, además de una enorme cantidad de problemas no para organizarse, sino para administrar la pobreza, para la subsistencia diaria, para liquidar lo inmediato y poder manejar un raquítico y muy compacto equipo que sólo podrá atender las necesidad mínimas.
Celaya no hallará la manera de apoyar a los comités municipales, como tampoco hallará la forma de fortalecer a los seccionales, porque en la debacle la repartición del pastel no ha dejado ni migajas, de forma tal que Celaya tampoco hallará ayuda en los municipios que gobierna su partido que mucho hacen con cobijar a los damnificados tras el paso del huracán de julio pasado.
Y si acaso Celaya halla algo, de inmediato los jerarcas locales, los que manejan los pocos cuadros que quedan en base a la nómina, le dirán que ahí está eso pero que no lo puede tocar porque ya lo tienen repartido y comprometido.
De manera tal que Celaya vendrá a Nuevo León y necesariamente se extraviará en un edificio solo y triste. A ver si en una de esas él tampoco se halla.