“No puedo decir que las campañas fueron grises,
porque el gris es un color y estas campañas ni eso”.
Yomero
Concluyeron por fin las campañas más intrascendentes e inútiles de que se tenga memoria en los últimos tiempos en México.
¿Exagero? ¿Puede usted recordar un slogan? ¿Se le ha quedado grabado un jingle? ¿Puede repetir con absoluta certeza las tres principales propuestas de uno de los candidatos?
Y si las presidenciales fueron funestas, en el resto de los cargos en juego las cosas fueron a peor, porque a lo largo y ancho del territorio nacional el tono y la dinámica no variaron.
La guerra sucia fue el ariete que todos usaron y la coyuntura fue la que definió la agenda de principio a fin. Carentes de mensaje, sin estrategia ni planeación, los candidatos fueron pateando el bote, saludando gente, tomándose selfies, lanzando ataques y medio defendiéndose de los que a ellos les hicieron.
Prometieron todos lo incumplible; nos llenaron de “qués” sin decirnos jamás los “cómos”, nos atiborraron de inverosímiles encuestas y de fake-news, presumieron “likes” y “followers” inexistentes y de manera permanente adaptaron su discurso a lo que cada auditorio deseaba escuchar.
El domingo habrá ganaderos y vencidos y en esta lucha ser el segundo y ser el 99 equivale a lo mismo, a perder; sin embargo no habrá culpables y en todo caso la carga de la derrota será para el candidato, que no para los malos operadores, los pésimos estrategas y los ruinosos dirigentes partidistas.
Lejos de avanzar, en materia de consultoría y diseño de campañas vamos hacia atrás, porque los improvisados, aquellos que confunden sus deseos con sus posibilidades reales, saturaron el espacio. Hoy, en la derrota, los perdedores podrán entender que los servicios de un buen asesor valen lo que cuestan porque que no hay campaña más cara que la que se pierde.
Hoy cualquiera con un cursito en Miami ya se siente con la capacidad de dirigir una campaña, se inventa un nombre rimbombante y un currículum y se lanza a disparar ocurrencias, sin tomar en consideración que juega con el dinero y el futuro de un político torpe que contrató sus servicios de buena fe, pero pensando con el bolsillo y no con la cabeza.
El domingo será la prueba de fuego para todos, candidatos, partidos, estrategas, encuestadores, publicistas, mercadólogos y los siempre presentes mercenarios que ofertan votos corporativos a precio de oro, sin dar jamás una garantía.
Ya veremos de qué cuero salen más correas.