“Pero que mal calculé, yo te creía decente,
y te gusta lo corriente, por barato yo que sé…”
Ema Elena Valdelamar / Cheque en blanco
Ni con la felpa que los ciudadanos les acomodaron el pasado 1 de julio algunos políticos entienden.
No sé si de verdad sea porque son cortos de “entendederas” o de plano ya les vale sorbete todo y al grito de “fuera máscaras” dejan ver sin recato que no importan los colores, sino más bien el quedar bien con su verdadero patrón.
Y ahí está el caso del regidor del PRI en San Pedro Garza García, Nuevo León, Eduardo Cruz, que cual testaferro de Mauricio Fernández, el alcalde panista, se puso a criticar e insultar a los ciudadanos que protestan por la construcción de museos.
¿Y así es como el PRI pretende cambiar? ¿Así quieren recuperar la confianza ciudadana? ¿Increpando y agrediendo a los votantes?
En el apartado de asuntos generales de la pasada sesión de cabildo el regidor tricolor se soltó contra quienes están en contra de la construcción de museos que impulsa el alcalde, especialmente contra las mujeres, a quienes llamó “locas” y además “pónganse a cuidar mascotas, a su marido o no sé, pero dedíquenle más tiempo a su vida personal en vez de a la vida pública que no les compete, porque les falta un tornillo”.
Pero si la actitud del regidor Cruz es criticable, mucho más la postura adoptada por sus compañeros de Cabildo que no le pusieron un enérgico alto.
La vehemente defensa de Cruz a Mauricio no puede tener otra explicación que algún pago o favor que recibirá el regidor, porque de a gratis no se la creo.
No se vale de ninguna manera, de funcionario público a ciudadano, de hombre a hombre y mucho menos de hombre a mujer.
Eduardo Cruz se vio chafa, corriente, mugre… y eso como despedida de un cargo en el que poco o nada hizo durante la gestión de Mauricio, porque más que oposición, se dedicó a ser obediente comparsa de las órdenes que le dictaban desde la oficina de Mauricio y la mejor muestra la dio en esta última sesión.
¿En serio quieren cambiar?