“El ahorro es poético, porque es creador:
el derroche no es poético, porque es destructor”
Gilbert Keith Chesterton
Lo que hay que ver.
Monterrey patas arriba, con montones de problemas por resolver y la Administración Municipal, además de alejada y ausente de la ciudadanía, sale con cada ocurrencia.
De las más recientes esta, que no tiene desperdicio. Resulta que van a comprar 250 parasoles para instalarlos en los semáforos ya que, según les dijeron, con eso se mejora la visibilidad de los aparatos y se reducen accidentes.
Y bueno, no está tan mal pensar en reducir el número de siniestros, sino fuera porque un buen de semáforos en la capital del estado no funcionan bien y de todos ellos la inmensa mayoría se encuentran absolutamente sincronizados, pero al revés.
Y un día por la lluvia, otro por el calor, después por un choque, el asunto es que de la nada dejan de funcionar y convierten la vialidad en un caos.
Con las nuevas ocurrencias y rediseños se quedan ahí algunos estorbando, sí, estorbando, como en Doctor Coss y 5 de Mayo en donde está un semáforo para dar el paso a una calle que fue cancelada y que sólo sirve para detener el flujo vehicular.
O en el “Desastrito Tec”, porque eso no es Distrito, es un desastre, hay semáforos que no deberían haberse quedado, pero ahí siguen, gastando luz y recursos.
Lo que sí hay que reconocer a las autoridades regias es su honestidad cuando declaran que la adquisición de los nuevos parasoles “fue una recomendación de los fabricantes de señalización”; hombre, ni modo que se los hubiese sugerido “El panadero con el pan” y agregan que “el Municipio contempla instalar 250 parasoles que serán renovados con apoyo del Estado durante 2022” y uno se pregunta, ¿por qué si los pondrán en julio de 2021 hay que renovarlos el año entrante y de cómo o porqué los pagará el Estado?
Y así todo en el Municipio de Monterrey, si le rascas tantito te llevas sorpresas que ni imaginas. Ahora tendremos semáforos desincronizados o que no funcionan pero eso sí, con mucho parasol en seguro beneficio de los fabricantes y tal vez, digo tal vez, de algún brillante funcionario especialista en compras inútiles.