Sólo hay una máxima absoluta y es que no hay nada absoluto”
Auguste Comte
Ya lo dijo Mauricio y así debe ser: “los sampetrinos no delinquen”.
Así, por decreto, el alcalde de San Pedro decidió que todos los habitantes de su municipio son personas de bien, honorables, de buenas costumbres, sin problemas de ninguna especie, con altos valores y mejores costumbres solo por el hecho de haber nacido o simplemente por haber tenido la capacidad de adquirir una vivienda en esa zona.
Algo debe tener el aire, el agua o la tierra de San Pedro que los vuelve buenos a todos.
Uno puede llegar a entender que en fechas recientes han sido capturadas bandas de rateros que entre sus integrantes tienen a ciudadanos de otros estados o países, pero de eso a afirmar categóricamente que los sampetrinos no delinquen hay mucho trecho.
No conforme con su aventurada declaración, Fernández Garza haciendo gala de su proverbial altanería, prepotencia y racismo, añadió que “En algunos casos hemos tenido algunos problemas muy puntuales con gente de la Independencia, que se nos bajan”.
O sea que usted y yo no lo vemos, pero en todos los límites de San Pedro el buen Mau tiene un plano vertical que divide el bien y el mal y que separa a las personas.
No, no es lo que quiso decir, pero el problema está en que otra vez lo dijo, en que otra vez lo hizo, en que otra vez demostró sus modales.
Nunca aprendió. Ser bueno o malo, honesto o ladrón, no se define por decreto.