“El hombre es el único animal que ríe y llora, porque es el único que
percibe la diferencia entre lo que las cosas son y lo que deben ser”
William Hazlitt
En momentos en los que vivimos una terrible inseguridad, cuando hay una evidente falta de oportunidades, en medio de un eterno caos vehicular por una inexistente política de movilidad y con niveles de contaminación que nos ponen en riesgo, además de tener limitadas reservas de agua, así como un clima impredecible por diversos fenómenos, llama la atención la agenda de varios candidatos que priorizan el cuidado de los animales.
El fin de semana anterior diversas organizaciones se movilizaron de manera coordinada a fin de orillar a los candidatos a diversos puestos de elección popular a contraer compromisos de defender a los animales. Válido y justo, correcto, pero en cierta forma cuestionable cuando te detienes a pensar en las muchas cosas que deberían ser atendidas antes de emitir leyes y destinar recursos a este rubro.
Aclaro, soy amante y defensor de los animales de todas las especies, me revienta el maltrato y la injusticia y en más de una ocasión me he metido en serios problemas por andar de metiche defendiendo a un animal, pero tengo clara mi escala de valores y hoy debo decir que creo existen prioridades.
No creo y no puedo darle más importancia a una mascota que a un ser humano. Respeto, el esfuerzo de tantas personas que se desviven en este tema, pero creo que este debería darse sí, y solo sí, hubiésemos alcanzado la meta de cubrir otras muchas necesidades que como seres humanos nos abruman.
¿Por qué no promover leyes que impidan que un niño tenga hambre o no pueda ir a la escuela? ¿Por qué no exigir verdaderos resultados para contar con un transporte masivo de excelencia que facilite la movilidad urbana? ¿Por qué escuchar todos los días verdaderas tragedias de adultos mayores en el abandono? ¿Por qué tantas injusticias en un sistema corrupto y viciado lleno de lagunas y defectos que nunca terminamos de arreglar?
Habría que primero arreglar todo lo anterior y otras tantas cosas más antes de pensar en las mascotas.
En lo políticamente correcto los candidatos no dudan en firmar compromisos para defender a los animales, pero no los veo comprometidos con hacer lo mismo con los seres humanos, con los desvalidos, con los desprotegidos, con los que menos tienen.
Cuidando no deshumanizarnos terminamos por animalizarnos invirtiendo la escala de valores.
Todo ese esfuerzo desplegado el pasado fin de semana por los animalistas me conmueve, pero insisto en que sería mucho mejor si esa energía la desplegaran para resolver, aunque fuese en un poco, la desdicha y la desgracia de miles de seres humanos que hoy sufren en todo el mundo.