“No desprecies el recuerdo del camino recorrido. Ello no retrasa vuestra carrera,
sino que la dirige; el que olvida el punto de partida pierde fácilmente la meta”
Pablo VI
A partir del próximo fin de semana la vida le cambiará, otra vez, a Luis Donaldo Colosio Riojas.
El hijo del llorado Luis Donaldo y la queridísima Diana Laura dejará la comodidad del trato “light” que por años le han dado los medios para enfrentarse, desde la coordinación de los legisladores del Partido Movimiento Ciudadano, a la cruda y descarnada realdad de un Congreso que como pocos requerirá de harta política y acuerdos para poder avanzar, lo que implica, raspones, jaloneos y grilla, mucha grilla mediática.
Lo conocí hace justo cuatro años cuando su socio de negocios, Agustín Basave, me invitó a tomar parte en un evento que organizaban en Tepic, Nayarit; charlamos poco, cosas triviales y había seguido su vida como la mayor parte de los mexicanos por sus ocasiones apariciones en los medios, hasta ahora que decidió lanzarse a los mares de la política.
Con Luis Donaldo me unen afectos. De pueblos vecinos, las familias de su madre y mi madre se conocían y trataban; años después coincidí durante algún tiempo con Diana Laura en la Universidad y traté a una de sus tías. Con Colosio me tocó trabajar en el PRI cuando era el Presidente Nacional del partido.
Hoy toca dejar de lado esos afectos y recuerdos, las circunstancias son otras y la vida profesional nos ubica en trincheras diferentes en donde él hará, estoy seguro, el mejor de sus esfuerzos por demostrar su estirpe y a mi me corresponderá seguir y comentar su labor.
No puedo desearle otra cosa que no sea el éxito, porque en la medida que le vaya bien, a él y al resto de sus compañeros de la legislatura, le irá bien a Nuevo León, pero deberá estar consciente de que ha concluido la etapa de la prensa rosa y fácil y que ahora la canasta estará mucho más arriba, por lo que deberá hacer un enorme esfuerzo por sobresalir entre todos los diputados.
¡Suerte Luis Donaldo en esta nueva etapa!