“Conoce primero los hechos y luego distorsiónalos cuanto quieras”
Mark Twain
No juzgo ni cuestiono, sólo comento un hecho que me resulta por demás extraño.
Con una semana de diferencia por informaciones que tuvieron su origen en publicaciones de “El Norte”, dos personas han coincidido en sus aclaraciones: “malinterpretaron las declaraciones”.
Primero mi compañero y amigo David Carrizales publicó un comentario en mi cuenta de Facebook a manera de aclaración sobre mi opinión sobre la petición de Tatiana Clouthier de no replicar el juego sucio contra AMLO. Textual, el comentario de Carrizales fue: “Mi estimado Paco, estuve en ese evento y en realidad a lo que convocó Tatiana Clouthier fue a no entrar a la guerra sucia, publicando “mugrero” contra los adversarios. Hubo una mala interpretación en la nota de El Norte”
Ayer cuestioné a quienes el domingo se oponían en una protesta a la descentralización de Radio y Televisión de Nuevo León. Primero en Facebook y después vía correo electrónico, dos personas hicieron el mismo comentario: “Mucho me temo que la falla de origen es una nota de prensa en que se malinterpretó nuestra postura sobre la descentralización”.
El ejercicio del periodismo implica cierta dosis de interpretación de las cosas, pero nunca puede ser tanto como para cambiar un posicionamiento.
Preocupante resulta el que en una semana dos personas señalen la credibilidad de El Norte acusándoles de malinterpretar lo sucedido. Preocupante para sus propietarios, pero también para nosotros como sociedad, porque si no tenemos confianza en los medios de comunicación, ¿entonces en quién?
Al escribir parto de la buena fe y comento lo que leo, veo y escucho. Me quedan claros los géneros periodísticos y sé diferenciar entre la columna y el artículo de opinión, pero cuando se trata de la nota informativa, no me parece que exista espacio para un cambio sustancial de los hechos.
