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20/07/2018

PERCEPCIONES / Olas  

 

“En el círculo se confunden el principio y el fin”
Heráclito de Efeso

De memoria corta, la opinión pública es veleidosa y bastante manipulable.

A fuerza de verlo tantas veces, terminas por entender que la “indignación social” que causan determinados hechos es igual que las olas del mar, van y vienen, regresan de cuando en vez, con la misma fuerza y estridencia, pero en unos días el asunto pasará a segundo y tercer término y acabará por olvidarse.

Hoy Monterrey tiene el corazón destrozado por el asesinato de una inocente.

Tan pronto fue capturado el presunto asesino, el tema central se ha relegado para dar paso al sospechosismo. En medios de comunicación y charlas informales escuchas versiones como “que curioso, nada más anunciaron recompensa y el asesino apareció” o “tenían un montón de años sin encontrarlo y ahora en unos días lo capturaron”, “¿será el culpable o un chivo expiatorio?”.

Como las olas, porque este tipo y nivel de indignación lo he visto ya muchas veces. Lo vivimos con Adriancito, el pequeño de Guadalupe; fue igual con Anita Nassar, con los niños Peña Coss, con Melany la niña que vacacionaba en Tampico o con la jovencita a la que asesinó su novio con una pistola en Cumbres.

Y en las redes sociales el tema es viral y vuelve la pena de muerte o la castración a ocupar las discusiones.

Pero pasados unos días nuevas noticias llegan y hacen que aquello que nos enfurecía se olvide y lejos de tomar medidas y plantear acciones efectivas como sociedad, no volvemos a hablar de ello hasta que vuelve a ocurrir.

Duele aceptarlo, pero esta indignación, como la gran mayoría de nuestro tiempo, es pasajera, porque mañana serán otras cosas las que enfaden o se festejen, desde los políticos, los baches o un equipo de futbol.

Así se frívolos somos, nos toca vivir el tiempo de las olas.

ftijerin@rtvnews.com