“El paso del tiempo condena al olvido la memoria de un país”
Arthur Miller
Y dentro de muy poco contraerán amnesia y serán presa del Alzheimer, aunque en el fondo estarán perfectamente conscientes de que mienten descaradamente y buscarán de manera desesperada una manera de justificar su cambio de opinión.
Serán las mismas voces que se desgañitaban diciendo que no se ocupaba traer agua del Pánuco, que decían que todo era un invento para hacer negocios, que teníamos suficientes reservas, que todo era pura y vil corrupción, pero ahora cambiarán y acusarán a las autoridades de no prever escenarios y no cuidar el más preciado de los bienes: el agua.
Y otra vez alzarán las voces, de nuevo saldrán a las calles y acudirán a cuanto foro exista para, en su calidad de líderes morales a los que nadie eligió en una sociedad, representar nuestros más puros intereses exigiendo soluciones para algo que ni todo el oro del mundo puede comprar.
Tengo casi 58 años de vivir aquí y me tocaron los peores momentos de la escasez del agua cuando conocí a muchos que se hicieron millonarios vendiendo tinacos y equipos hidroneumáticos que poco a poco, sin darnos cuenta, se fueron perdiendo, tirando a la basura, desapareciendo, al grado que hoy nadie recuerda aquellos tiempos de la racionalización y los cortes programados.
¡Y claro! Los genios de las teorías de la conspiración dirán que todo se trata de una estratagema, un vil truco para justificar la realización del proyecto, sin darse cuenta de que lo que de verdad está en riesgo es nuestra vida y futuro, como ciudad y como personas.
Serán los mismos que apostando al olvido dirán que es urgente y que nadie lo planeó, pero que no hace mucho aseguraban que no era necesario.
Aquí los “líderes de opinión” pesan, valen y son buscados por los medios de comunicación en función de que “den la nota” y la única manera que el nuevo periodismo tiene de hacerlo es a punta de mandarriazos al gobierno y las instituciones. Ni a unos ni a otros les importa un comino instalarse en una posición diametralmente opuesta a la que tuvieron hace poco tiempo, porque no les importamos, a ellos les interesa vender papel y/o aire, para ellos lo menos importante somos nosotros y nuestro futuro.
Ellos siempre apuestan al olvido.