“… un reloj sin manecillas / una lámpara sin luz”
Gerardo Reyes
Significativo y que desnuda en un solo trazo lo manera de llevar la administración municipal de Apodaca, Nuevo León, durante los últimos tres años, resulta el hecho de que a unos cuantos días de concluir su gestión la Comisión Federal de Electricidad haya decidido suspender el servicio de energía eléctrica en un sitio tan icónico como la Presidencia Municipal.
Si el corte se hubiese dado en una biblioteca, un centro comunitario o de salud, sería otra cosa, pero dejar sin luz la sede del poder municipal tiene un importante significado y habla de un caos administrativo.
Para colmo la respuesta de la administración empeora el escenario al instalar una planta de emergencia para dotar de energía al edificio, sin que se tenga una explicación lógica o una negociación con la paraestatal para restablecer la energía.
Luz y agua son servicios básicos en una instalación pública. Con ella se mueve la maquinaria y se dan condiciones mínimas de coexistencia, de manera tal que no pagar el servicio de energía eléctrica termina siendo un mensaje clarísimo de las condiciones en que concluye la actual gestión.
Y es una pena, porque visto lo ocurrido, no se requiere preguntar por cuestiones más graves o preocupantes, por la seguridad, los servicios a la ciudadanía o la seguridad, porque si no se es capaz de liquidar los recibos de luz, significa en términos claros y llanos que no se tiene capacidad de asuntos mayores.
Como dice la canción: “Un reloj sin manecillas, una lámpara sin luz” o también, “sombras nada más…”