“Cuando la terquedad arrecia, el asunto tiene otro nombre”
Yomero
Así somos, no entendemos.
En plena pandemia se relajaron tan sólo un poco las medidas por las fiestas de navidad y fin de año y el repunte fue brutal, al grado de casi hacer colapsar la capacidad hospitalaria y de echar abajo el trabajo de todo un año de confinamiento.
Vinieron acciones desesperadas con las que muchos no estuvieron de acuerdo, pero que han demostrado que han dado resultados pues los contagios y muertes han cedido, de manera que se han vuelto a abrir muchos lugares y hoy dejan a los adultos mayores y los niños entrar a otros sitios que antes eran restringidos.
Y apenas nos estamos reponiendo y ya están ahí de nuevo las voces a las que apenas les dices “mi alma” y ya quieren que les pongas casa: sin que nada haya cambiado y con la amenaza latente de una tercera ola mucho más poderosa que las anteriores del virus, ya están exigiendo que los niños vuelvan a las escuelas.
La prueba de fuego será en unos días por el receso de Semana Santa. Nos tocará verle en unos días más y ya veremos que no hemos aprendido la lección.
Apenas les soltaron la rienda tantito y volvieron a llenar parques y paseos, se apretujaron en restaurantes y llenaron el centro citadino como si nunca hubiera ido.
Dale y vuelve a darle, nosotros no entendemos.