“Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir”
Francisco de Quevedo
En la víspera de las campañas siempre surgen ideas grandotas, es decir “ideotas”, que por su magnitud y alcance nunca dejan de sorprenderme.
Así ayer, el diputado Héctor García promovió ante la Comisión de Legislación del Congreso del Estado una propuesta, que fue aprobada, para que el Estado otorgue dos uniformes y un par de zapatos por año a cada alumno de primaria y secundaria de toda la entidad.
Y sí, el ahorrarse los uniformes y un par de zapatos apoya a la economía familiar y suena bonito, sobre todo para las elecciones del próximo año, pero ¿es en realidad una ayuda?
Grave resulta que el diputado García se aviente “como El Borras” un proyecto sin tener siquiera claro el impacto económico que su “idea grandota” tendrá para las finanzas estatales y, lo que es más grave, que no diga de dónde va a salir ese dinero.
Preocupante, además, es que el jolgorioso legislador que promete ayudas con nuestro propio dinero, no se centre en aspectos de verdad relevantes, como es buscar fórmulas para asegurar la calidad educativa, mejorar la infraestructura escolar, brindar mayor seguridad a los alumnos o proteger las escuelas que siguen siendo víctimas de robos.
Dos uniformes y un par de zapatos, pero, ¿quién los hará? ¿en cuántas tallas y medidas? ¿cuántos hay que confeccionar? ¿cómo se distribuirán? ¿sobre quién recaerá la responsabilidad de entregarlos? ¿quién nos asegura que no habrá “mano negra” en las escuelas y discriminación?
Son sólo algunos de los “peros” a la “idea grandota” del diputado García al que le urge ir corriendo a Guadalupe a pregonar “yo propuse y les conseguí los uniformes gratuitos para sus hijos”, aunque cuando sean las elecciones eso todavía no suceda.
Alguien debería impulsar una iniciativa de ley para acabar con las “ideas grandotas” y obligar a nuestros legisladores a verdaderamente priorizar su trabajo en función del beneficio colectivo.
De políticos “populacheros” y con “ideas grandotas” ya estamos hasta el copete.