“Es más honorable obtener el trono que haber nacido en él.
La fortuna otorga uno, el mérito el otro”
Francesco Petrarca
Tengo la impresión de que para Verónica Sada el tema de militar en un partido político o no hacerlo es como ponerse o quitarse a su antojo una prenda que tiene en el amplio guardarropa de su residencia.
Solo así me explico el que haya tenido el arrojo de regresar al PAN a solicitar que le entreguen la candidatura al Senado de la República, y encima, como simple ciudadana sin formar parte del blanquiazul.
Habrase visto tal descaro.
¿Y qué le dirán a los militantes de años y años, a los que han hecho talacha, a los que han participado en campañas, mítines, eventos, a los que por años han esperado una oportunidad? “Fíjense que ya los teníamos en la lista, pero resulta que volvió Vero Sada diciendo que ya se le pasó el berrinche y ni modo, hay que darle chanza de que otra vez, sea nuestra candidata… ya sabes, las familias, los nombres, los apellidos”.
Sin pudor ni recato Verónica habla pestes del gobierno del Bronco del cual formó parte, tres meses tal vez, pero formó parte y ese no es el problema, porque se vale arrepentirse, la queja es que haya esperado más de dos años para dejar ver el motivo de su renuncia y que ahora, buscando una candidatura, le entre tanta prisa para aclarar paradas.
Igual sucede con Miguel Treviño, quien se las da de santo, inmaculado e impoluto, pero todavía hoy no he escuchado el por qué aventó la chamba en el Gobierno del Estado.
¿Y así quieren que les crean?
Al final terminan haciendo exactamente lo mismo que lo que tantas veces criticaron de “los políticos de siempre”, tratando de adaptar la realidad a su conveniencia, buscando aparentar sus yerros y desatinos, justificando sus arranques y berrinches.
Cualquiera, sin nombre ni prosapia, sería mil veces mejor candidato postulado por el PAN que Verónica que un día renegó de su historia y la historia de su padre en Acción Nacional, que criticó al partido, aunque ahora trate de enmendar la plana hablando linduras y dando un salto mortal triple y sin red protectora en un giro de 180 grados.
No, no se trata de los colores o de pertenecer a un partido, se trata de congruencia, de responsabilidad, de convicciones, de cosas que no son como una prenda que te puedes quitar o poner a tu antojo.
