“Que al cabo que de mejores casas me han corrido”
Lorena de la Garza interpretando a
La Sirvienta de La Hora Pico.
Las renuncias de Manlio Fabio Beltrones y de Agustín Basave a las dirigencias del PRI y el PRD, respectivamente, pueden tener muchísimas lecturas, pero una en especial es la que resulta preocupante: la falta de estrategia y proyecto.
Porque nadie creerá que las dimisiones de ambos presidentes han sido actos de congruencia, como pomposamente lo quieren hacer ver, y es claro que “alguien” les pidió que desocuparan la oficina y se fueran a perder elecciones a otro lado.
Sin embargo ese es el meollo del asunto, que al forzarlos a renunciar se llevan con ellos el trabajo previo, los errores, pero también los aciertos y ahora, a dos años de la elección presidencial, van a reinventarse por completo, tirando a la basura toda la experiencia adquirida, con nuevas formas y estilos, con nuevos grupos y liderazgos. Vuelta a empezar.
La unidad y la disciplina partidista ayudarán a maquillar un entramado colgado con alfileres y lleno de resentimientos, de los que se fueron y de los que no pudieron llegar.
Cuando más claro deberían tener el rumbo y la estrategia ejecutando pequeños ajustes, queda claro que los verdaderos responsables siguen apostando por el caballo, sin darse cuenta que el verdaderamente importante aquí es el jinete.