“Si hubiera no existe”
Yomero
El tiempo en política es esencial. El orden de los factores sí altera el producto.
La propuesta del gobernador Rodríguez Calderón de convertirse en interlocutor de los maestros de Nuevo León llega tarde, demasiado tarde; tan tarde que no sirve de nada.
Y es que viene precedida de un par de amenazas a los mentores: “Nuevo León no es igual que Oaxaca” y la otra de descontarles el día a quienes faltaran a dar clases.
La propuesta de “El Bronco” de convertirse en un vínculo con el Gobierno Federal, que hubiese sido un verdadero trampolín para convertirlo en un héroe nacional de los maestros con un posicionamiento real de cara a las elecciones presidenciales del 2018, llega tarde, demasiado tarde.
Y no tarde en el tiempo, sino tarde en el orden de la secuencia de las cosas, porque sus declaraciones anteriores invalidan su nueva posición.
Lo más grave es que el nuevo bandazo del gobernador le acarrea problemas graves y muy serios con el resto de la población del área metropolitana de Monterrey, que no verán con buenos ojos su apoyo a la protesta magisterial.
Y es que el siguiente paso es la recriminación social por las marchas y los bloqueos a importantes avenidas que generan un caos vial.
Si ya de por sí vivimos una anarquía por la falta de opciones para circular, el interrumpir avenidas de alto tráfico resulta un atentado contra la paz social.
Y si durante los primeros días los automovilistas culpaban a los maestros de este tema, ahora las acusaciones, gracias a la declaración del gobernador, serán en su contra y le recriminarán su adhesión a un movimiento en el que poco o nada tiene qué ver y su falta de acción para facilitar la vida cotidiana de las mayorías del Monterrey conurbado.
Las primeras habladas tienen ahora un costo.
“El Bronco” tiene ahora una sola salida. Darles a los quejosos maestros un dulce: la destitución de la Secretaría de Educación, Esthela Gutiérrez, misma que ya el mismo gobernador se encargó de negar, pero como buen jugador de ajedrez debe saber que tiene la necesidad de sacrificar algunas piezas de su tablero; defenestrar a Esthela Gutiérrez a cambio de la promesa de no volver a bloquear las avenidas de Monterrey y de apoyarlos, en su lucha, hasta el punto de pagarles transporte a la capital o lo que sea necesario.
De otra manera, si las protestas persisten, los molestos con el gobierno ahora del lado de los maestros, serán de la ciudadanía y ellos, los ciudadanos, son muchos más.
Es tiempo de hilar fino y de tomar decisiones relevantes, costosas, pero que pueden y deben mantener la gobernabilidad y el proyecto futuro.
El hubiera no existe.