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14/09/2017

Sin ganas

“Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano”
Goethe

Uno entiende, todos tenemos nuestro nivel de estupidez, pero hay quienes de verdad abusan.

Hace un par de días tuve que acudir al Palacio Federal en Guadalupe, Nuevo León, uno de los edificios públicos peor planeados no de México, sino del planeta, porque no tiene consideración alguna con sus ocupantes y menos con los ciudadanos que deben ir a él a realizar trámites.

Con un estacionamiento limitado, te ves obligado a subir un montón de escaleras para acceder al primer piso. Hay rampas para discapacitados, sí, pero no son solución, sobre todo para personas de la tercera edad y ya que llegas ahí te enteras que son tres niveles de oficinas y dos espacios de escaleras diseñadas para deportistas de nivel olímpico, pues la altura entre escalones exige un enorme esfuerzo físico. Hay un elevador, sí, chiquitito, que en su exterior aclara que es sólo para discapacitados, mujeres embarazadas o personas mayores, pero casi nunca funciona.

Luego de reventarme la escalera hasta el tercer piso, sofocado por el esfuerzo y resollando, me encaminé a la oficina a la que me dirigía, pero antes pude cruzar por una de la SCT en cuyo exterior leí un letrerito que anunciaba que era ahí, sí, ahí, el Centro de Acopio de la SCT en Nuevo León para los damnificados del sismo en el sur del país.

Súmele usted al resuello y el cansancio una enorme dosis de encabritamiento por la falta de criterio, capacidad e inteligencia del delegado y su personal para instalar un centro de acopio en un quinto piso, porque son tres de oficinas, pero dos de escaleras para llegar antes.

La verdad, son ganas de pegarle al sabroso, de tomar la foto y decir que cumplieron instalando un centro de acopio pero sin las más mínimas ganas de juntar una bolsa de frijol.

Lo que el delegado debería hacer es instalarse él, él y sólo él, en el estacionamiento, con una mesa y una silla, sin un toldo para que le dé sombra, a esperar por ocho horas a ver quién le lleva algo, en lugar de permanecer en la comodidad de su oficina. Eso que hacen es hacer las cosas sin ganas de que sucedan, porque promocionar su “centro de acopio” con un letrerito afuera de la oficina en el tercer piso, son ganas de pegarle al vivo.

Más que su evidente incapacidad para desempeñar un cargo, lo que enfada de algunos funcionarios públicos es su falta de sensibilidad y, en ocasiones como esta, la manera en que presumen su nivel de estupidez.

ftijerin@rtvnews.com