“Primero, lo primero”
Yomero
Hace unos días sonó el timbre de la casa y al abrir apareció un vecino que me preguntó si contaba con mi anuencia para instalar un par de topes en la cuadra en la que vivo; me explicó que es jubilado, que pasa mucho tiempo con sus nietos y sus perros y que está harto de los autos que pasan a toda velocidad.
Apenas le dije que sí y una cuadrilla de trabajadores de Servicios Públicos estaba instalando el dichoso tope justo frente a mi casa; el otro está casi al final de la cuadra, pero ambos muy lejos de donde vive el quejoso.
El asunto me recordó un argumento válido acerca de los niveles de contaminación que padecemos y que hace poco, derivado de la contingencia ambiental, escuché en la ciudad de México: la más alta cantidad de contaminantes que emiten los vehículos salen al momento de iniciar el movimiento, esto es, cuando inicias o tras pasar un bordo o bache reinicias la marcha.
Pensé en nuestro entorno y me puse a pensar en la enorme cantidad de bordos, boyas y baches que tenemos que incrementan la contaminación del área metropolitana de manera dramática.
Sí, es necesario llegar a la verificación para que tengamos vehículos que emitan menos gases a la atmósfera, pero también tener menos baches y menos topes que nos hagan parar y arrancar a cada paso.
Los baches son un problema ancestral de malos políticos y peores políticas, pero los bordos son un problema cultural en el que todos nos sentimos con derecho de instalar uno para poder jugar con los nietos y que no atropellen a nuestros perritos.
Y pesar que todo se resolvería si tuviésemos una actitud responsable al volante, pero eso es demasiado pedir, sobre todo cuando a diario vemos cómo jóvenes se suicidan a diario por manejar con exceso de velocidad, confundiendo las calles con pistas de carreras.
Verificación, sí, pero también campañas de concientización para manejar mejor, como también calles sin baches y con menos topes, porque si no dimensionamos el problema con una visión integral, nunca terminaremos de resolverlo.
