Texto Header
10/10/2025

Balonas

“La vida es como montar en bicicleta.
Para mantener el equilibro hay que seguir pedaleando”
Albert Einstein

Siendo niño en la Alameda “Mariano Escobedo”, por la calle de Washington pasando Pino Suárez, un hombre tenía un negocio único: una renta de bicicletas que podías usar en los andadores de la propia plaza y que conseguías por tiempo.

Ir al resbaladero gigante, pasear en el carrousel, comprar un helado y rentar una de esas bicicletas a las que llamábamos “balonas” era una enorme diversión; alguna vez lo hice a pesar que desde muy pequeño me compraron mi propia bicicleta y sólo porque mis amigos rentaron otras y organizamos unas carreras alrededor de la Alameda.

Eran otros tiempos y había, dependiendo del día y hora, una enorme cantidad de personas paseando por el lugar; metros más adelante, por la misma calle de Washington, era común los fines de semana por la mañana ver las prácticas del Pentatlón Deportivo Militarizado, a cuyos elementos los ciclistas pasaban sumando a su lado sin que nada ocurriese.

Todo este recuerdo viene a colación por la llegada hace unos días de una empresa que ha iniciado la renta scooters y bicicletas en Monterrey y Guadalupe y lo que ha ocurrido en su arranque de operaciones.

La verdad es que, como casi en todo, nos habíamos tardado en Monterrey en adoptar esta moda de movilidad, sobre todo en el primer cuadro, como ocurre en muchísimas ciudades del mundo. Desde hace años descubrí que era más sencillo en ocasiones el dejar el auto en un estacionamiento cerca de algún lugar al que debías de ir y si tenías otros sitios cercanos moverte a pie o en un taxi, en lugar de andar peleando en el tráfico y buscando un espacio para estacionarte.

Obvio, como México no hay dos, y a las primeras de cambio no faltó el “listo” que se lo quiso llevar a la brava o que lo montó en una camioneta para robarse el scooter, aunque la verdad era mucho más sencillo birlarse la bicicleta.

Siempre me pregunté cómo hacía aquel hombre de la renta de las bicis en la Alameda para llevar el tiempo de renta de cada unidad y cómo, mágicamente, se les aparecía a sus clientes que rebasaban el lapso pagado y les hacía bajar o pagar por más tiempo… y lo hacía aunque estuviesen en el extremo opuesto de la gran manzana.

Con la llegada del nuevo negocio a Monterrey y Guadalupe no han faltado los catastrofistas que dicen que los nuevos elementos móviles provocarán una tragedia y que los rateros harán su agosto.

Imagino que los empresarios que han abierto este negocio tienen riesgos calculados, seguros y sistemas para que, al igual que aquel viejo hombre de las “balonas”, no se pelen sin pagar y, en cuanto a las desgracias, creo sinceramente que es un tema de adaptación en la que todos deberán adaptarse y que, como los “borrachos que no tragan lumbre”, los usuarios sabrán comportarse.

Dejemos de negarnos al cambio y disfrutemos de las nuevas opciones.