“Hay que compartir, el momento feliz,
hay que disfrutar, la chispa de la vida”
Jingle promocional de Coca-Cola en los 70’s México es uno de principales países consumidores de Coca-Cola en el mundo.
Desde su llegada en 1926 a suelo azteca, el refresco más conocido del mundo se instaló y penetró con fuerza en el mercado, expandiéndose en forma meteórica por todas las regiones mexicanas hasta alcanzar una clara dominancia del mercado.
En 1985 cuando en Estados Unidos lanzaron la “Nueva Coca-Cola” como respuesta al “Reto Pepsi” y tuvieron un estrepitoso fracaso, al grado de tener que retornar a la receta clásica apenas 79 días después, en México sucedió lo mismo, el nuevo sabor nunca gustó, porque al modificar el sabor los consumidores reaccionaron en forma negativa.
Ante la iniciativa del Gobierno federal de nuevamente incrementar el precio de las bebidas azucaradas pretendiendo reducir su consumo, la industria refresquera ha hecho el compromiso de bajar los azúcares en sus fórmulas y aquí es donde salta la pregunta: ¿en qué grado mover ese elemento fundamental en la fórmula variará el sabor del producto?
Sin pensarlo mucho puedo anticipar que los mexicanos, como a los gringos en 1985, preferirán pagar 3 pesos más por cada refresco, antes que renunciar al sabor al que tienen años y años acostumbrados.
Sí, es sano y correcto buscar la manera de que la población reduzca el consumo de estos productos, sin embargo el encarecerlos no es una solución viable, sobre todo en muchos lugares.
Sucede que con la moda de lo políticamente correcto y la vida sana, el precio de las aguas “naturales embotelladas” han llegado al mismo nivel que el de los refrescos azucarados, pero su contenido calórico, sobre todo para quienes no tienen más opciones de ingesta, no es el mismo, por lo que prefieren las energías de una coca para sobrevivir el día, que la salud de un agua.
Por otra parte, hay muchísimos lugares en el país en donde no hay agua para beber y la única opción que tienen para acompañar alimentos o refrescarse son estas bebidas.
Antes que incrementar el precio, sería necesario el idear un plan integral que contemple soluciones a todas las variables que encierra un tema que diese la impresión de ser sencillo, pero que conlleva múltiples aristas en la vida y dieta de todos los mexicanos.
