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02/09/2025

Nivel

“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas,
de pronto, cambiaron todas las preguntas”
Mario Benedetti

Si tuviésemos que calificar el nivel del debate político en Nuevo León en función de lo visto y escuchado el domingo pasado en el programa “Cambios” que conduce Víctor Martínez, tendríamos que concluir que este es paupérrimo.

La idea era confrontar las posturas de legisladores federales por Nuevo León en un balance del primer año de gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum, pero al final de la emisión el teleauditorio no recibió mayor información, ni pudo aclarar dudas o definir una postura en base a lo escuchado.

Morena llevaba ventaja al contar con dos representantes en el panel, Judith Díaz y Waldo Fernández, que aunque del Verde, se asume como morenista; participaron además Ana González del PRI, Iraís Reyes de Movimiento Ciudadano y Homero Niño de Rivera, del PAN.

Más allá de los scripts conocidos de la oposición y el partido en el gobierno, quiero centrarme en la forma y manera de decir las cosas de los participantes, a fin de evaluar su capacidad de incidir en el ánimo de los espectadores.

Las tablas y experiencia ante las cámaras de Anita González terminaron por imponerse. Frases expresadas con claridad y contundencia fueron clave en su desempeño, además de una actitud corporal asertiva en todo momento.

Sorpresiva fue la participación de Iraís Reyes de MC. Seria, mesurada, analítica, pero fría y distante, dedicándose sólo a responder y no a comunicar y sin reaccionar a los señalamientos que se hicieron de políticos de su partido a nivel local; es decir, bien, pero mal.

A Niño de Rivera le sobró enjundia y combatividad. Sus argumentos se perdían en la vehemencia y quedó claro que su objetivo era criticar, criticar y criticar, sin aportar mucho a cambio o reconocer logros.

De Judith Díaz poco se puede decir. Parecía más una madre de familia pretendiendo imponer sus verdades a sus hijos por el simple hecho de “porque lo digo yo” o como las esposas encanijadas cuando a mitad de cualquier discusión te recuerdan “pero en el año de mil novecientos tantos tu hiciste esto…”. Datos, cifras y estadísticas inconexos con un tono impositivo y poco empático.

Waldo se instaló en la sonrisa congelada, la risita burlona y un aire de “perdonavidas”. Tuvo, sí, planteamientos claros, que se perdieron en medio de las críticas a los opositores.

Al final, un espacio desperdiciado por los participantes que intentaron mucho, pero lograron nada o casi nada.

Ese es el nivel de la política en Nuevo León.