“Cada nueva generación se ríe de las modas anteriores,
pero sigue religiosamente la actual”
Henry David Thoreau
Montados en la ola, ahora resulta que diputados de todos los partidos promueven, impulsan, apoyan y están a favor de la semana laboral de 40 horas.
¡Muy bonito y muy sabroso!
Y “bien orondos”, como diría mi amiga María Julia, salen en los medios declarando que es necesario ampliar el descanso de los trabajadores para que pasen más tiempo con sus familias.
Sin embargo ninguno de esos legisladores que hoy se inclinan por reducir de 48 a 40 horas el horario de trabajo, tiene ni remota idea de lo que es crear una empresa, pagar nóminas, cargar con prestaciones y sobrellevar la carga y riesgos de un emprendimiento.
Puedo entenderlos porque si no se suben al carrito todo el pastel se lo llevará Morena a nivel nacional, pero no deja de dar en cara la postura facilota y poco consciente de nuestros diputados.
Cuando hace poco se ha ampliado el periodo vacacional obligatorio, cuando están discutiendo ampliar también el número de días de aguinaldo, ahora te salen con que vamos a restarle un día a la semana a cada trabajador y los patrones que se rasquen con sus uñas.
La medida tendrá repercusiones de todo tipo, desde la necesidad de contratar más personal, lo cual incrementará el precio a los usuarios finales de bienes y servicios, hasta buscar la manera de que el personal haga más en menos tiempo.
Lo cierto es que no se detienen a pensar en los alcances de una medida de este tipo. Suena bien, sí, que descansen dos días, pero permítame plantear un escenario de lo que es muy y bastante posible: el trabajador cobrará su semana el viernes por la tarde y cansado se irá con los amigos a departir, se le pasarán las copas y terminará gastando toda la raya, llegará a su casa sin un peso y… ¿qué cree que pueda pasar en el núcleo familiar con una mujer que con razón exige los alimentos y que tiene que quedarse el fin de semana entero en casa porque no hay recursos para salir a ninguna parte?
Visto así, la medida de la “convivencia” entre las familias será un detonante de violencia doméstica y pleitos familiares.
Pero en eso no piensan nuestros diputados que legislan, en este como en la mayoría de los casos, sobre cosas que ni conocen, pero eso sí, se suben a la ola cada que pueden con tal de promoverse para el siguiente cargo.
