“Pueblo chico, infierno grande”
Refrán popular
“¿A dónde vas a ir de vacaciones?” –“Al pacífico… al pacífico pueblo de Zuazua”.
Esa era la broma que con frecuencia repetía hará cosa de 40 años, cuando cometí la osadía de casarme con la señora que aún me sigue dando asistencia en su casa y cuyos padres son originarios de este pintoresco rincón de Nuevo León.
En aquel entonces mis suegros conservaban una parte de la casa familiar de mi suegra que heredó y a la que con frecuencia acudíamos a pasar los fines de semana. Era entonces un lugar muy tranquilo, habitado por buenas personas y en el que se podía descansar plácidamente.
Cuatro décadas después todo aquello ha cambiado y Zuazua no es igual. Ya forma parte de la mancha urbana de Monterrey y como todos los alrededores se ha llenado de conflictos y malandros, de problemas sin solución y de, lastimosamente, gobiernos interesados en todo, menos en ayudar a la gente.
Dentro de las imperfecciones de nuestra democracia está el hecho de que, al verse impedidos por cualquier razón para contender por un cargo, los políticos de siempre ubican a la esposa o un hijo para, a través suyo, gobernar el territorio. Así pasa en el estado de Guerrero, pero sin ir muy lejos en varios sitios de nuestro querido Nuevo León.
Eso es lo que ocurre en General Zuazua, la administración pasada un político que no pudo llegar puso a su esposa y en la actual otro que no pudo repetir después de un trienio, envió a su hija, pero todos saben quienes mandaban y mandan, quienes detentan el poder, igualito que pasa en Guerrero.
Y es una pena, porque detrás de la engañifa se esconden prácticas poco claras, nepotismo, favoritismo y un desmedido afán de encontrar una y mil maneras de hacer dinero a costa de los ciudadanos.
Como comenté hace unos días, sería ideal el que pudiésemos encontrar la manera de hacer del servicio público una actividad honorífica y limitar la capacidad de maniobra de los funcionarios públicos en la asignación de presupuestos de cualquier tipo, anteponiendo el interés ciudadano por encima de cualquier otra cosa.
Sonados son los escándalos que hubo y que hay en Zuazua desde hace varios años ya que han convertido la Presidencia Municipal en un botín.
Desde entonces al pueblo se le quitó lo pacífico y yo llevo años sin volver.
