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09/05/2025

PERCEPCIONES / Ladrillo

“Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si
queréis probar el carácter de un hombre, dadle poder”
Abraham Lincoln

Condición humana. Hay seres que con tan sólo recibir la oportunidad de subirse a un ladrillo tienen suficiente para ver a los demás por encima del hombro y marearse.

Se sienten como la última coca en el desierto o la última cheve en el estadio; piensan que sin ellos su entorno deja de funcionar porque ellos y sólo ellos conocen y le entienden a lo que ahí se hace.

El fenómeno se da en todas partes, pero especialmente en el servicio público, en donde con bastante más frecuencia de lo imaginable, aparecen estas personas que se sienten dueños de vidas y haciendas y creen que su función es el entorpecer el funcionamiento de las cosas, exigiendo requisitos innecesarios o poniendo trabas.

A lo largo de la vida he tenido la oportunidad de ocupar diversos cargos en el sector público y el privado y normal, en más de alguna ocasión también me maree al subirme a un ladrillo y me creí “Juan Camaney”, sin embargo la vida y los consejos de buenos amigos, me dieron una buena dosis de “Ubicatex” para brindarme importantes lecciones, como el aprovechar ese lapso para hacer amigos, el ayudar a las personas, el ser honesto, cumplido y sobre todo justo, porque se puede ser estricto y exigente, pero con justicia y buen trato.

Por eso me revienta cada vez que en una oficina pública me topo con una persona que trata mal a sus compañeros, colaboradores, proveedores y hasta a los usuarios. Su ridícula actitud me enferma y enfada, pero también me causa pena y tristeza, porque en el fondo esos aires de grandeza lo único que esconden es una tremenda inseguridad en si mismos y en su trabajo, en sus capacidades y alcances, entonces tienen que mandar para sentirse importantes para creer que pueden.

Hay una enorme cantidad de servidores públicos que están en sus puestos por méritos propios y porque conocen de lo que hacen, pero también hay muchos otros que llegan por la coyuntura, por amiguismo y compadrazgo, por compromisos y así sean unas “chuchas cuereras” en lo que hacen, su forma de proceder manda todo al carajo.

Son los mareados y su paso, ahí y en la vida, será absolutamente intrascendente.