“Decimos una necedad y a fuerza de repetirla acabamos creyéndola”
Voltaire
Tiene uno que terminar aceptando que la razón le asiste y que se trata de un asunto de simple lógica, por mucho que quieran argumentar en contra.
La iniciativa presentada ayer por Olga Susana Méndez Arellano, Presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos con el acompañamiento de diversos ciudadanos representantes de organizaciones civiles, a fin de que se modifique el sistema de cobro en el transporte urbano de Nuevo León y se acepte el pago en efectivo, es un derecho, no una concesión.
Si la limitación a pagar el servicio mediante una tarjeta o aplicación es restrictivo, mucho más lo es cuando este mismo servicio no tiene competencia u otra opción, es decir, se trata de un monopolio.
Si el usuario es el “cliente” y desea pagar con un medio legal como lo es la moneda corriente, el prestador no puede imponer condiciones, por mucho que intente argumentar de que es preferible operar sin el manejo de dinero en efectivo, porque a final de cuentas ese es “su problema”, no el de los usuarios.
Igual podrían pagar con cheque, que es otra forma válida de liquidar un servicio, aunque sería bastante incómodo para todos, pero de que es correcto y posible, lo es.
La prestación del servicio debe estar orientada en facilitar las condiciones para los usuarios y no al revés, como se ha venido haciendo. La propuesta de la CEDH es correcta y oportuna, ya es tiempo de poner orden y que cada quien cumpla con su cometido.