“Lo sabe todo, absolutamente todo. Figúrense lo tonto que será”
Miguel de Unamuno
Si no me causaran tanta gracia, al punto de reír a carcajadas, seguramente me harían brotar lágrimas de pena, tristeza y sobre todo vergüenza ajena, por el escaso nivel de su análisis y el simple hecho de pensar que alguien puede tomar en serio sus opiniones.
Oraculeros sin gracia, son exactamente iguales al amigo aquel que redactaba los horóscopos para un programa de radio, en los que invariablemente todo era salud, bonanza, amor y alegría para los nacidos bajo el signo de Piscis, no así para el resto y todo porque el amanuense había tenido la gracia de haber nacido en esas fechas.
Son los heraldos que anuncian quiénes serán los candidatos para los distintos cargos y quiénes ganarán las elecciones de 2027 en Nuevo León.
Emiten sus profecías con pasmosa seguridad, como si tuviesen una bola mágica o pudiesen ver el futuro, pero lo cierto es que acomodan las piezas de su realidad alterna en función de lo que ellos creen que sucederá y no bajo el empleo de herramientas modernas. También y de manera puntual, sus predicciones están basadas en el triunfo de aquellas personas que les representará algún ingreso económico cuando lleguen a sus cargos, aunque esa rara vez suceda.
Son sirenas cantando, engañabobos que endulzan oídos y que, para colmo, no tienen ni audiencia, fuerza o penetración, de manera que sus “análisis” no llegan a incidir o influenciar a nadie.
Más risa me causan cuando intentan argumentar sus vaticinios porque todo cuanto dicen carece de sustento y lógica.
La pena y tristeza me llega al ver que hay políticos torpes que no se dan cuenta del truco y les terminan pagando carretadas de dinero a simples bufones que no engañan ni a un niño.
Muy sabiondos unos y otros.
