“No por mucho madrugar,
amanece más temprano”
Refrán popular
Error común de muchos políticos con aspiraciones es forzar la arrancada de sus pre-pre-pre-campañas, pensando que el lanzarse en pos de una candidatura o cargo antes que los demás, pueden tomar delantera.
No entienden que al sacar la cabeza a flote con demasiada antelación, lo único que consiguen es concitar al resto de los aspirantes, de su partido y el resto, a unirse en su contra y despedazarlo desde antes de que arranque el cotejo oficial.
Quienes así actúan regularmente lo hacen desde la base de las encuestas que los ubican en posiciones lejanas o bien, en un cerrado duelo por estar a la cabeza.
Pero aún falta mucho para que se lleguen los tiempos de la verdadera batalla, aún queda espacio y tiempo, aún hay oportunidad para diseñar e implementar estrategias, planes y acciones que les permitan ampliar su nivel de conocimiento y allegarse más seguidores.
No es desde la obviedad como lograrán su propósito, por el contrario, corren riesgos mayores de descarrilarse. No comprendo el por qué son capaces de jugárselo todo al borde de la ley, arriesgando en demasía.
No alcanzo a entender esa tozudez de emprender acciones para terminar haciendo campaña como los salmones, contra corriente, con la crítica de medios, organizaciones y ciudadanos, además de opositores, en contra, ocupando su valiosísimo tiempo en defenderse, cuando deberían estar centrados en construir el futuro.
En estos tiempos modernos en los que sobran “estrategas” y “genios” de la comunicación y el marketing político que se dicen “la biblia” de las campañas aunque no hayan ganado jamás una elección, sigo sin dar crédito a que aún existan políticos incautos que caen tan fácilmente en el canto de las sirenas y se dejan llevar por sus escuálidos argumentos.
