“La vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema”
Woody Allen
En el tema de la movilidad en el área metropolitana de Monterrey no hay mucho espacio de maniobra. Cualquier solución que propongan será dolorosa, cara y tardada, tanto que cuando terminen de implementarla tal vez quede “chiquita”.
Es verdad que este desgarriate no es culpa de la actual Administración, pero tampoco lo es de las inmediatas anteriores; en materia de desarrollo urbano, planificación y crecimiento, hemos sido un despiporre desde que don Diego de Montemayor fundó la ciudad.
El punto es que más que buscar culpables, lo verdaderamente importante es encontrar soluciones y por lo que hemos visto hasta el momento, los actuales funcionarios no dan pie con bola.
Vamos retrasados en todo. El primer Metro del mundo fue el de Londres, construido en 1863; luego vendrían los de Atenas, Estambul, Budapest, Glasgow, Boston, Paris, Berlín y Nueva York, este último en 1904. En la Ciudad de México el Metro se estrenó en 1969, en Guadalajara 20 años después y nuestro sistema regiomontano arrancó en 1991.
Por razones económicas se han empeñado en construir las nuevas líneas por encima de la tierra cuando la lógica, al tener poco espacio para la movilidad, indicaría que se hicieran por debajo, pero así ha sido.
Es esta, la del Metro, la solución más práctica para Monterrey, pero implementarla costaría muchísimo dinero; algún día tendrá que ocurrir.
Hoy nuestras autoridades nos proponen el transporte escolar, el auto compartido y los carriles de alta ocupación como las posibles soluciones a la problemática, sin que ninguna termine de convencer a los regiomontanos.
Y aquí va “el remedio y el trapito”: tanto el transporte escolar como el car pool que proponen podría funcionar si, y sólo sí, implementasen soluciones como las que hoy operan en el Tec y la UANL, de diseñar rutas de transporte por zonas, circulando por grandes vías y colocando paradas junto a estacionamientos de centros comerciales con vigilancia permanente para que los padres puedan dejar a sus hijos seguros y retornar al mismo punto a recogerlos.
La demanda se encargará de determinar la cantidad de unidades y frecuencia de paso; un estudio previo mediante encuestas definirá prioridades y así, reducirán considerablemente el número de vehículos que diariamente acuden a los centros escolares y al mismo tiempo harán más eficiente un sistema que no tendrá que dar vueltas y vueltas por dentro de colonias para recoger chamacos.
¿Es tan difícil echarle tantita cabeza?
